EXPERIENCIAS DE LAS ACTIVIDADES DEL CLUB de Montaña Peña Torquilla |
EXPERIENCIAS 2013 Club de Montaña Peña Torquilla
![]() Aquí os ponemos algunas de actividades que hemos realizado. Si queréis saber los itinerarios seguidas de éstos y otros más, tenéis que ir a la página de Rutas y si queréis fotos, pues eso: Fotografías
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Era la primera salida del club del 2013. Habíamos tenido dos
días desapacibles de lluvia y viento; la tarde anterior nevó
bastante y por si fuera poco se había anunciado una
ciclogénesis explosiva.
Así es que aparte de animarse poca gente, surgían dudas de si se
iba a hacer la salida y a qué lugar. Los cinco valientes que
salieron de Guardo decidieron ir al previsto puerto de Vegarada
y se unirían en La Vecilla con el Peina que había llegado desde
León en su flamante “Bala Blanca”.
Mientras
contaban estas batallitas, ya de regreso en el Equus, a las 18:00
h, parecía que podríamos clasificar la jornada como la “ruta de
los llorones”. Sin embargo no fue así por lo que le contaban a
Raúl que en esos momentos nos llamaba desde el Balcón de Judas ya
que había aprovechado que en Guardo quedó un día nevado perfecto
para andar, con una temperatura que no bajó de cero grados... |
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Canal de San Carlos - Sagrado
Corazón (03.02.13)
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Guías José Mª Monge y y Javier Rodríguez /
Participaron 20 socios. Según el calendario anual del club se tenía previsto la invernal al Tesorero pero una semana antes, dando una vuelta por las Redes Sociales, nos enteramos que el teleférico se había cerrado hasta mediados de febrero, así es que tuvimos que cambiar el plan y elegimos la Canal de San Carlos-Sagrado Corazón, que ya habíamos hecho en mayo de 2005. Se habían apuntado muchos para lo que suele ser habitual en este tipo de rutas (invernal de crampones, etc.). Como dijo el presi Paste cuando llegó a la salida y vio el percal “Teóricamente no se tenía que haber apuntado tanta gente”. Mejor: eso es buena señal. Salimos a las 8:20 en cinco coches con una temperatura de ocho grados bajo cero. La carretera a partir de Vañes estaba cubierta de nieve, pero yendo despacio pudimos pasar Piedrasluengas, abriéndose ante nosotros un incomparable espectáculo de la estampa nevada de Picos y poco a poco se aclaraba el día con un sol que no nos abandonaría en toda la jornada. A las 10:30 llegamos ya con el cielo despejado a Potes. Como íbamos con retraso, en vez de subir por Argüébanes decidimos hacerlo por Rases, el barrio norte de Potes. Pasando el Deva a la altura del aparcamiento principal del pueblo, cogimos una estrecha carretera que nos sube muy pindio a Rases, y después continuamos por pista hasta el Collado de Miña donde pudimos dejar el coche (98 km. desde Guardo) a las 11:05 h., es decir casi tres horas de viaje. La subida por la carretera era impresionante, pero aún más por la vertiginosa pista y si no que se lo digan a Pedro, que se quedó atascado a media cuesta... Luis y José Antonio, entusiastas ciclistas donde los haya, se quedaron con la copla de la subida para hacerla con sus amigotes bicicleteros en verano cuando su mamá les traiga de campamento. Por fin llegamos a la Collada de Miña, donde aparcamos. Al bajar del coche nuestros rostros tenían la onomatopéyica expresión de “¡Uf!” y nuestros burdos comentarios eran más o menos parecidos: “Se me han puesto los cataplines...”, “los llevo colgando”..., “la madre que lo...”. Carmelo Pistolas nada más bajar del coche, ya quería salir... pero los demás nos lo tomábamos con más tranquilidad, con nuestro particular ritual antes de comenzar cada marcha. Desde aquí se veía bien remarcada en la nieve la pista que seguiríamos por la ladera y que nos acercaba a la Canal de San Carlos. Comenzamos a andar a las 11:20. Como nunca se sabe cómo se va a progresar por la nieve y ya era casi media mañana, veíamos difícil llegar a la cumbre, así es que la idea era por lo menos poder embocar la canal y hacer lo que pudiéramos. No nos importaba tampoco demasiado, porque el éxito de la invernal estaba asegurado por la cantidad de nieve a y el paisaje que nos acompañaba en este despejado día. No tardaríamos en ponernos las raquetas y Santi, que era la primera vez que las ponía, decía: “No me he visto en otra como ésta”. Subíamos y subíamos sin remisión, pero sin demasiado esfuerzo. A la altura de la cascada nos encontramos con un tractor encallado una vez pasado el río Cocildún. Poco más arriba encaramos la canal en el circo donde algunos ya nos quedamos: puertos de Trulledes. La verdad es que ya que se había embocado la canal, tenía una pinta fabulosa para subirla así es que la mayoría continuaron a probar suerte, pero al final sólo subieron al collado de San Carlos ocho: José Antonio, Luis Ángel, Mario, Mariena, Álvaro, Cucha, Tuquines y David. Tuquines decía: “Allá arriba estaba la nieve muy en polvo y no había manera: según dabas un paso para adelante te ibas para atrás... Un desastre: Ibas para adelante y zas-resbalabas, zas-resbalabas... En el collado todo muy guapo, la verdad un paisaje.... aunque ‘un viento del copón’. Pocas fotos tenemos ya que como van éstos es imposible sacar una foto... Van a toda pastilla y si paras te pierden... Íbamos relevándonos para conseguir subir. ¡Cómo se notaba cuando tiraban Mario o Luis! Y luego para abajo en busca de los guías, que no quisieron subir y que ¡se están tumbando a la Bartola de una manera...!” Algunos se quedaron a 50 metros del collado. Y es que no daba tiempo a coronar Sagrado Corazón ya que Javi y Paste les habían dado las instrucciones precisas para ajustar el tiempo a emplear para que no se hiciera de noche. Fueron obedientes: no querían andar por ahí con el “sentimiento de la hora”, ése que se tiene cuando a los quince años llegas justito a casa. Comieron en la bajada, a media canal, en una roca donde dieron buena cuenta de las botas de vino que echamos de menos los demás y que nos dimos a eso del yantar en un roquedo después los hierros que cierran la pista. Más tarde nos juntamos casi todos en el refugio en los puertos de Ullances, antes de la collada donde habíamos dejado los coches. Por su parte, María, portuguesa ella, es la primera vez que viene con nosotros. Auque se quedó un poco más rezagada con Pedro, tiene buenas maneras y seguro que pronto nos va a dejar atrás a todos. Decía con ese acento tan elegante y musical: “Un día fantástico... un grupo bastante colaborador... un día diferente realmente... Vale la pena estar todos juntos... Gracias por la bienvenida” El burgalés Álvaro, que parece ya un experto, también es la primera vez con nosotros. Traído por Mariena, dice intentar repetir todas las veces que pueda ya que “ha sido un día fabuloso del que no se pensaba que iba a salir tan bueno” Los dos manifestaron que “Soplaba de cojones, costaba un cojón y medio subir y había unas vistas cojonudas arriba”. Ya dice José Antonio eso de “Yendo Mariena tiene que haber tacos por cojones...” Llegamos a Potes a las 17:40 y sin parar, nos pusimos en la carretera de regreso, encontrándonos en Cabezón de Liébana un gran argayo en la carretera que pudimos salvar... Luis inmediatamente llamó al 112 para informar, ya que estaba anocheciendo y había bastante tráfico. Llegamos a Guardo sin parar, a las 20:00 h. donde, como si nos estuviera esperando, siempre nos pregunta el personal por el día.... Y como es habitual en él, Raúl se las ‘clava’: “en mangas de camisa”... una nevada de tres metros...” Y es que viendo las fotos, uno se lo podría hasta creer, y si no preguntad a Cachavillas Villadangos, que en escribió su ‘post’ en nuestro muro Facebook: “Hala... Ya me habéis puesto los dientes largos... ¡No te jode con esos del tiempo que daban malísimo para el fin de semana...!” Rafa esta vez si llevó los esquís y disfrutó muchísimo en la canal, tanto que escribía este otro ‘post’:
“DESESPERADO.
Y le contestamos: "No es el Club quien consigue estos
estados de ánimo... Sois vosotros: los rafas, los cucharetos, los
aberronchos, los peinas, etc. que siempre lleváis a las rutas una
alegría contagiosa.
¡Gracias montañeros!" |
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Pozo
Butrero (Llánaves de la Reina) (10.03.2013)
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Participaron 18 personas (16 socios). Guías: José María Monge, Javier
Rodríguez y José Antonio Bardasco. *1 Dicho de Carmelo cuando ‘la parienta’ te lía en una conversación o discusión y al final acaba en el lugar de la misma que ella quiere. |
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Ruta de las Minas y Castillo de Aguilar (Sabero-Cistierna) 24.03.2013.- ☞ Participaron 32 personas (21 socios). Guías: Javier Rodríguez y José Antonio Bardasco. Aunque la predicción era de chaparrones y tormentas se apuntó mucha gente. Será por lo que dice Carmelo Hompa en su Facebook: “Bonita ruta pero con mal tiempo. Es lo que toca. En casa no se puede estar, acaba uno tonto.” Además de los 17 km. de marcha pretendíamos hacer hoy una ruta cultural, tratando de comprender mejor la vida de las zonas mineras, su historia y su cultura, para lo que subvencionó el club las visitas de los dos museos (1 € por persona en cada uno de ellos). A las 9:00 h. empezamos a andar en Aleje tras ir a dar la vuelta con el autobús hasta Valdoré. Así aprendimos que este pueblo es muy conocido por sus cerezas, según nos dijo Roberto, el conductor, que es de Riaño. Mero decía: “Nos hemos pasado dos pueblos”, por eso de haber atravesado también Verdiago, donde tampoco había forma de cambiar de sentido. Nada más comenzar vino la sorpresa: cruzar el Puente Colgante, que nadie conocía, única unión de Aleje con Alejico, experimentando la sensación de balanceo sobre él y donde Fidel le mecía aún más, metiendo el miedo en el cuerpo a la gente. Empezaban malos augurios porque el abanderado Raúl y compañía se marchaban en dirección contraria, como en ellos es usual, sin saber a dónde iban. Pusimos un poco de orden y después ya no habría en todo el día más problemas: Estuvieron pendientes de los guías, como debe ser. Llegamos al primer panel informativo, la Mina Imponderable, que María, la niña de Ángel Ángel y Mamen nos leyó. Comenzó la lluvia y decidimos que cada uno fuera a su ritmo, para no quedarse fríos. Habíamos quedado con el Museo de Sabero a las 12:00. Como íbamos bien de tiempo y el personal no se iba a detener demasiado viendo las mesas interpretativas, subimos a ver el Roblón de la Plata, unos por la ruta señalizada y otros, campo a través en la curva de la Mina de la Plata, lo que nos dio oportunidad de ver otros mustios y ancianos roblones. Después de las oportunas fotos con el catalogado árbol bajamos otra vez a Valle (valle Sabero), a la caza de la familia peñiega, que se había adelantado al pueblo en busca de pan. Pasamos por el pintoresco paraje de la Fuente de la Muela para reunirnos en la ermita de San Blas, donde continuamos hacia las instalaciones de la Mina Sucesiva y de ahí, un poco destemplados, al Museo de la Siderurgia y Minería de Sabero, para comenzar la visita guiada a las 11:45. Nos pusieron unos auriculares que la azafata llamaba “audioguías” (Creíamos que las audioguías eran otra cosa) y nos comenzaron a hablar de usos y costumbres de la zona, con breves retazos de la historia vadiniense. Después seguimos la estructura del museo, que se divide en dos partes: La SIDERURGIA por un lado y la MINERÍA, por otro. La guía estuvo muy amable y se explicó bien. El relator de esta experiencia no las tenía todas consigo, dudando de si los contertulios se iban a saber comportar, ya que alguno de estos montañeros son un poco brutotes, como Agonías Morti, que siempre está protestando por todo. Sin embargo se portaron fenomenal y la guía pudo hablar sin problema alguno. Algunos, después de haber asistido varias veces al museo, nos enteramos hoy que la maquinaria allí existente no es original, sino de cartón piedra. La verdad es que está muy logrado. Acabamos viendo la botica. Lo que más gustó fue la maqueta y audiovisual de la “Realidad histórico-social”. Para el Pastor de Ucieza, entre otros, se quedó un poco corta la visita, pues la verdad es que hay mucho que ver y entender.... Era la una del mediodía y seguía lloviendo fuera, pero no quedaba más remedio que seguir la marcha. Pasamos por el mirador de la Mina Juanita y comenzamos la otra ruta, la del Castillo de Aguilar. Este tramo fue cuando más llovió, agua-nieve, fuerte y sin parar. Algunos no se quisieron perder el interesante paraje de las RUEDONAS. Como hacía tan malo, decidimos no subir al Mirador del Castro, porque no íbamos a ver nada, pero les animamos a volver otro día porque merece la pena ya que las vistas son espectaculares, con su correspondiente mesa interpretativa de panorámicas. Comenzamos la subida al castillo roquero. La pendiente era grande, así que algunos no aguantaron el ascenso y se quedaron esperando en la collada. Llegamos a las dos de la tarde arriba y los que lograron subir se quedaron impresionados de las ruinas que allí habían (Parece increíble encontrarnos de repente ahí los restos de esta fortaleza medieval.). Bajamos por el arroyo Valtorno y sus escombreras a las ruinas de la factoría minera de Vegamediana para comer a cubierto, pero entonces dejó de llover. No era de los sitios más idílicos donde hemos comido, pero daban ya las tres de la tarde y a alguno le ‘cantaba el canario’..., había buen apetito y buena compañía. Media hora después comenzamos a andar de nuevo hacia Cistierna por la “vía verde”, ‘marrón’ como diría Javi. Nos detuvimos un buen rato frente a la Cueva del Elefante, donde buscamos la mejor foto para distinguir sus ojos y su trompa. Algunos se lo perdieron ya que no conocían el paraje y no se percataron de esta peculiar efigie, pues les habíamos dicho que si querían, tirasen más rápido hasta Cistierna con la vista puesta en la antigua chimenea, símbolo de una fábrica de ovoides (combustibles) que allí existió y que nos servía de referencia para llegar al lado del próximo museo a visitar. Eran las 16:15 cuando llegamos a Cistierna y como habíamos quedado para la visita a las 17:00 h. fuimos a tomar un apetitoso café. Ya en el Museo FEVE, edificio ubicado en el antiguo Economato de los Ferroviarios, nos atendió Manolo, concejal del Ayto y promotor-fundador del museo y de La Asociación de Amigos del Ferrocarril de Cistierna. La explicación guiada corrió a cargo de Ana, voluntaria de esta asociación. Ahora el sol empezaba a entrar por la ventana. Había quedado una tarde magnífica. Empezamos con el audiovisual del hullero “Un tren, muchas vidas”. Salían protagonistas de Guardo y algunos, con la lágrima en los ojos, nos emocionamos, recordando aquellos nostálgicos años cuando íbamos a Bilbao en un viaje de 8 horas con asientos tablas de madera, que hacían que terminara nuestro trasero a rayas, y cuando en Mataporquera las máquinas paraban a repostar o a cambiarse la de ida con la de vuelta y nos venían a vender las riquísmas pantortillas de Reinosa. Este corto nos hablaba también de que el Hullero ha sido un reclamo cultural. Está presente en la literatura y en el cine, como en Sor Citroën (1967), donde el padre de la protagonista es Jefe de Estación en La robla y en una de sus escenas da la salida del tren. Después pasamos a la otra sala, donde Ana nos iba explicando detalladamente la utilidad de los aparatos expuestos, como las OLLAS FERROVIARIAS, plato creado por los empleados en de este ferrocarril cuando paraban en Mataporquera, momento de comer. Después, los maquinistas, fogoneros y guardafrenos idearon sistemas para cocinar sobre la marcha, naciendo así la olla ferroviaria, recipiente para la preparación de la suculenta receta de carne con patatas. A veces surgía alguna pregunta, como cuando preguntó Fidelín y la guía dijo: “a ese señor no le veo”... Algo le quiso llamar. Todo iba bien... Sin embargo, la visita, que estaba prevista de una hora, duró hora y media, haciéndose pesada y larga, porque “El Cuñao” (“El señor”, como decía la guía Ana) no hacía más que cortarle la exposición y explicaciones, contando una y otra vez sus propias “batallitas”, rayando en lo esperpéntico y haciéndonos sentir a los demás violentos con esta ridícula situación... ¿Qué hubiera sido si los mineros que nos acompañaban hoy en la ruta hubieran chafado las explicaciones de la guía del Museo de Sabero? Conocimientos para dar sus propios puntos de vista tenían, desde luego, pero no quisieron ser unos “enterados” e irrespetuosos. Esperemos que a esta chica le haya servido de algo más que pensar que los de Guardo somos unos maleducados. En fin, que el día por lo general resultó provechoso a pesar de que el Cuñao se “pasó tres pueblos” y a pesar de la lluvia. [ Se dice que este mes es de los tres marzos más lluviosos desde 1958, llevando camino de batir todos los records. Y como dice el refrán: “Marzo marceador, un día malo, otro peor”]. He aquí algún comentario de los protagonistas de esta hazaña:
- Para Carmelo H: “Una
ruta muy amena, mucho agua. Lo más duro, la subida al castillo, que no
nos esperábamos ese repecho.” A poco más de las 19:00 h ya estábamos en Guardo, esperando que llegue otro domingo para volver a convertirnos en actores de otra jornada montañera. |
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A) - Ruta del Corcal-Alto
Prieto-Valdenievas.
B) Ruta del Curavacas.
Se preveía que la nieve no iba a estar en buenas condiciones para
ascender (“El hielo no es problema, pero si es hielo malo va a ser
imposible” -sabía de sobra Mariena-). El tiempo tampoco parecía iba
a acompañar mucho, pero así y todo se atrevieron a intentarlo nueve
aventureros, los de primera división como les llama Carmelo N. Partieron
por el arroyo Cabriles e intentaron subir por la Sur, con una mascota
que se les acopló, un pequeño chucho que se enredaba entre las piernas
según subían y que al parecer era la primera vez que se escapaba. Era un
frío y bonito domingo pero como dirían después “No llegamos a hollar
la cumbre con un clima tan estupendo…” “Es que ha sido una lástima de
cima... se está resistiendo, otro año que no consiguieron cumbrear.” |
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Guardo - Saldaña - la Vega Ruta de bicicleta de montaña VERANO AZUL 21.04.2013.- ☞ Parti ![]() Salimos a las 9:14 h, con un tiempo de un grado bajo cero. Éramos 18 ciclistas más Javi y Juli que fueron con el vehículo de apoyo. Después se juntaron Luis y Antonio en el cruce de Villosilla. En esta ocasión teníamos guías nuevos, de los que esperamos se animen para próximas ocasiones. Al principio querían que fueran todos juntos como si de una excursión escolar se tratara, por lo que sufrieron un montón hasta que se dieron cuenta que había que tener mano izquierda... Vega no quiso el walkie y a veces no tenía buena comunicación con el grupo, pero salió airoso. Y Fidel, que siempre que ha venido con nosotros ha hecho malísimo, hoy demostró que no es gafe como dijo Villadangos en su Facebook: "Buen día pillasteis... mira que fue Fidel y no ‘lluvió’ vaya suerte que tuvisteis...". La subida por Mantinos al viaducto se hizo dura y alguno tuvo que echar pie al suelo. A las 10:00 de la mañana ya nos juntamos todos en el puente sobre el canal en el cruce del Camino cimero de Calaveras (que viene de Villalba). A las 10:50 h nos volvimos a reunir en la laguna y ermita de San Roque. El paseo ahora había sido muy agradable, aunque todavía con frío (El personal iba bien abrigado, con guantes y todo, como Pedro que iba de ‘ganso’, con su chubasquero rosa, en plan friki tipo Corte Inglés). Alguno se sorprendió que en este lugar, además de la laguna había merendero y la ermita de San Roque. Aquí ya nos esperaba por primera vez el “coche escoba” que no nos dejaría en toda la jornada, aguantando a los que llegábamos siempre “fuera de control” por la tranquilidad que llevábamos. En este paraje las panorámicas de los cordales de Fuentes Carrionas y de las sierras de La Peña-Brezo-Peña Redonda eran fabulosos. Las vistas a nuestra derecha de Peña Corada nos acompañaban también y planificamos su ascensión para el domingo venidero. A las 11:25 cogimos en el cruce a Villosilla a Antonio Gozón y a Luis Butragueño. Diez minutos después vendrían los únicos accidentes del día: Pastelero, al ir a utilizar el walkie, ¡Zas, al suelo! Y María, al parar a ver qué le había pasado, por eso de la solidaridad, también se cayó. Menos mal que al final sólo fue eso: una salida de cadena y un poco más sucia la ropa. En seguida llegamos a Villota del Páramo donde hicimos una nueva ‘reunión’. Seguimos la pista hasta la torre vigía y Base de aviones La Cerra para desviarnos a Villapún. Se nos unió hasta Saldaña Luis Pablo, amigo de Carmelo Negro. Continuamos por carretera a Santervás de la Vega y de ahí a Saldaña donde llegamos a la una del mediodía. Con buen tiempo ya, paramos en la plaza y nos sorprendió ver al popular guardense Taquio. Una visita a la Plaza Vieja con foto de familia incluida, testigos de las construcciones de los linajes más ilustres de la villa. Atravesamos este enclave de mercado de los martes saliendo por su parte septentrional para ver una zarpa de oso clavada en el alero de la fachada principal de otra casa blasonada, que pasa casi inadvertida a los ojos de los paseantes. Una vez vista la señal del plantígrado nos dirigimos por la Casa Torcida otra vez a la Plaza del Ayuntamiento para continuar nuestra marcha. Desperdigados, cada uno por un sitio, conseguimos llegar a tiempo a Villaluenga de la Vega, a las 13:30 h., lugar y hora en que habíamos quedado para ver el Museo de la Historia de la Radio y las Telecomunicaciones. Es uno de los tres museos de estas características que hay en España además del de Murcia y el de Ponferrada. Está regentado por Jesús González, su fundador, quien nos lo enseñó y explicó. Alguien dijo hoy que La Radio era el precursor del Facebook, lo que dio lugar a diversas reflexiones ya que el medio de comunicación que visitábamos nunca compartió ni conocimientos ni sentimientos ni ideas como sucede en el mundo actual de las tecnologías de la Información y La Comunicación... Sirvió y así sucede todavía hoy en día, como medio de desinformación, ya que como decía Jesús “Para eso se inventó, para desinformar... Tuvo su éxito por el hecho de poder estar haciendo algo a la vez que oías algo que te podía entretener”, o sea: distraer. Siempre ha sido un instrumento del poder establecido y por lo tanto, medio de represión y de comunicación dudosa. Según se nos dijo también, “España es el país donde más se ha escuchado la radio”, más sospechoso todavía. Y así, haciendo un recorrido y concurso auditivo por los tiempos de la Elena Francis, pasando por legendarios locutores de fútbol y de toros, con alguna cuña de La Pasionaria, Carrillo o del mismo Franco, pudimos evocar y vivenciar tiempos atrás, no tan lejanos para algunos de nosotros, testigos del daño que la radio ha hecho a la libertad y a cultura en nuestro país como instrumento de manipulación moral e ideológica. Podían entonces surgir debates históricos cuya inoportuna seriedad empezaba a molestar e inquietar a más de uno. Por lo tanto y porque además otros se acordaban del hambre que tenían, hubo que acortar la sesión, que duró casi una hora. Una vez pagados los 33 € de la visita, continuamos por la carretera pasando por Santa Olaja hasta Barrios de la Vega, donde llegamos a las 2:50 h. Paramos a comer en la terraza de verano de La Cantina de Sofía, a pie de la carretera, buen sitio por su jardín, el vermouth y el café final. En principio la idea de los guías era haber ido a Celadilla, pero como ya era un poco tarde, decidieron que nos quedáramos, lo que nos pareció bien ya que los dueños del bar nos dejaron comer en las mesas de fuera. Disfrutamos del buen momento del día: el bocata y la buena compañía, a lo que dedicamos algo más de una hora. Seguimos a Poza de la Vega, donde nada más pasar el pueblo cogimos un desvío a la derecha por pista, aunque algunos continuaron por carretera, un poco despistados, pero sin riesgo de perderse. Julián el Butanero, que acabó hecho polvo, seguía al Pastelero, como fiel escudero, creyendo que era el guía porque iba hablando con un radioteléfono... Pero Paste, como en el monte, conocía bien la zona y en algún sitio iba a su bola, por lo que quien le seguía se sentía algo perdido. El admirable Sixto, con sus 78-79 años, que vino con nosotros a la ruta del año pasado, Castrojeriz-Carrión, no quería arriesgarse más por caminos porque sufrían sus muñecas al no tener su bici suspensión delantera y siguió por carretera a Guardo. Pedro y María también se fueron poco a poco hasta Villalba, donde volvimos a comunicar con ellos y ya se despidieron para regresar a casa. A la altura de Villosilla giramos a Celadilla, pasando por el nuevo merendero antes del puente y con una fuerte subida para atravesar el pueblo y coger una pista asfaltada a la izquierda que nos llevó cómodamente hasta Pino del Río, donde, esperando 15 minutos, paramos y posamos en la plaza del Teleclub con los niños de Luis y de Antonio, que nos acompañaron hasta Fresno. Ahora sí que parecía la serie de Verano Azul, con un tiempo agradable, buen humor y toda la chavalería... Ya había gente con prisa así es que no era plan de ‘marear la perdiz’ más y continuamos a Villalba por el camino al lado del Carrión y de ahí por el Campamento de Mantinos. Llegamos a Guardo a las 18:55 h y después de llevar a Michel a la Térmica, que había pinchado a la altura de Mantinos, nos dimos a eso de la sesión de recopilaciones fotográfica y anecdotario de este día de “Ruta de las Barrigas”, como se le ocurrió al simpático de turno... ¡Es que teníamos unas pintas algunos...! En fin, un día fabuloso con gente fabulosa en que estuvimos 7 h 50' montados en la bici, dando pedales, algunos con más ritmo y otros con menos. ¡Cómo sería que a alguno le salieron 93 km. y en el GPS oficial de la ruta salieron 82,785 Km., que ya son bastantes, digo yo! Por lo demás, no estamos acostumbrados a andar en bicicleta ya que lo nuestro es la montaña... pero ha quedado demostrado que este trazado lo puede hacer cualquiera. Es más.... lo recomendamos a todo el mundo y quisiéramos convertirla en una ruta tradicional, con sus múltiples variantes. |
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Alto de la Varga - Peña Redonda - Traspeña 02.06.2013.- ☞ Participaron21 personas (17 socios). Guías: Raúl Macho y José Luis Alonso Cuchaerto Día pleno: autobús completo (sólo faltó Carmen a última hora por un contratiempo muscular), sol radiante durante todo el recorrido, temperatura fresca ideal para caminar y algunas caras nuevas que respondieron perfectamente quedando encantados del recorrido y la armonía que se respira en todo el grupo. A las diez en punto iniciamos la marcha en el Alto de la Varga (1430 m). El personal salió disparado sin esperar a los guías, que tuvieron que pisar un poco el acelerador para poder enlazar. A las 11 parada en una encantadora majada con corrales en ruina para tomar un pequeño refrigerio y disfrutar de bunas y preciosas vistas de toda la montaña palentina. Continuamos la marcha hacia el sur para ascender al cordal por el que seguimos en dirección Este en un continuo sube y baja, esquivando la mayoría el famoso Gigante (al que algunos atrevidos sí consiguieron coronar) para tomar a continuación una última y fuerte subida que nos conducía directamente a la cima de Peña Redonda (1933 m). Tuvimos que descender unos metros por la cara sur para protegernos del fuerte viento reinante en la cumbre y dar cuenta de los bocatas. Esta vez hicieron acto de presencia tres botas de vino y respectivas petacas de orujo que calentaron los ánimos. Como la cima tiene 1933m., a Raúl se le ocurrió la idea de que para sobrepasar los 2000 m. habría que subir a la cruz, así que los más zumbados del grupo: a trepar por la estructura de hierro. El descenso hasta las camperas del collado Burrián se hizo por la senda clásica que mira a Castrejón. Raúl y su cuñado Santi tomaron la alternativa de la cara norte, siguiendo la ruta marcada anteriormente en el GPS. Una vez en el collado bordeamos el Pico Burrián (Al que en este caso nadie intentó subir) para seguir descendiendo por el Barranco de Santa Eulalia, que gustó mucho a todo el mundo, y alcanzar finalmente la pista que nos condujo sin más contratiempos al pueblo de Traspeña. Cuchareto, que siempre tiene suerte, encontró una cuerna de siete puntas y un bastón nuevo. Ya en el pueblo de Traspeña pudimos contemplar la Cruz de Término y la preciosa iglesia gótica que en esta ocasión encontramos abierta, ya que la estaba limpiando un personaje emblemático de toda la montaña palentina, la Señora Felisa, que a sus noventa años mantiene una vitalidad digna de toda envidia y marcó un record, el de subir a Peña Redonda por última vez cuando contaba con 86 años. Como estaba previsto, a continuación tomamos el autobús que nos condujo nuevamente a Guardo. (Raúl Macho) |
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Monte
Arbillos (Besande - Cardaño de Abajo)
30.06.2013.-
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Participaron
23 personas (19 socios). Guías: José Luis Alonso Cuchareto, Javier
Rodríguez y José María Monge.
Al final
acabaron metiendo unos cuantos las piernas en el pilón, hasta que el
Pastelero se despojó de sus vestimentas y se lanzó como si a una piscina
se tratara, haciéndose dos ‘largos’ completos. |
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Travesía Arintero-Peña Forcada-Valdehuesa: CORDAL DE LA DAMA DE ARINTEROS 14.07.2013.- ☞ Participaron 20 personas (19 socios). Guías: Javier Rodríguez y José María Monge. LA RELATIVIDAD DE LO FÁCIL Este domingo realizábamos una de las rutas más interesantes de la Montaña Central Leonesa, travesía anhelada últimamente por los montañeros ya que ofrece unas excepcionales vistas del pantano del Porma y de la periferia roquera que rodea a este paraje. Sin lugar a dudas, un tesoro que no se quisieron perder los montañeros de Peña Torquilla. El escarpado y abrupto trazado, sus aéreos pasos, las ‘trepas’ y ‘destrepes’ para progresar son también sus ingredientes, así como que al final el esfuerzo se recompensa con el atractivo de impresionantes panorámicas. Como nos ocurre otras veces (Ej. en la de La Uña-Oseja en noviembre de 2012), surge la eterna discusión de la escala de dificultad en las actividades. La clasificación es muy “relativa” y por eso no soy partidario de publicitarla, y aunque ni siquiera en el ámbito federativo de senderismo me dan la razón, me inclino por preguntar a los guías, leer los mapas, informarse en internet o utilizar el sistema de valoración de senderos MIDE. Para quitar hierro como en la ocasión del año pasado, diremos que “Creemos que la ruta no ha sido fácil ni difícil... sino que más bien, un tanto entretenida y laboriosa”. Lo que pasa es que hay que tener sentido del equilibrio, agilidad entrenada y sobre todo, el suficiente punto de osado atrevimiento, que no imprudencia... En los pasos un poco más comprometidos la roca agarra bien, así es que no había mayores problemas aunque Carmelo Pistolas decía que había sitios de agarrarse con las uñas. Tal vez nos estamos acostumbrando mucho a la comodidad senderista. Sin embargo hoy ha sido una ruta real de montaña-montaña. Ejemplo lo tenemos en Carmelo Negro que según él, se le habían puesto hoy las manos finas de tanto agarrarse a la roca ya que su trabajo habitual no es precisamente de tenerlas de pianista, pero que había disfrutado mucho porque le gusta eso de andar como las cabras, “a saltitos” por las rocas (“A saltos te cansas mucho menos” -asegura-). Hasta a Tuqui le pareció el día fuerte, que además le dio un bajón pero luego se recuperó (Dicen que es que se alimenta mal ¿Será verdad?). Sin embargo, este lento caminar aburría a más de uno que se dedicó a hacer fotos a las innumerables flores. Incluso, los que quisieron evitar ese enredo de los esforzados pasos, tuvieron la oportunidad de ir con Javi, que rodeó la Forcada con un grupo. Luego les quería bajar por ahí al pantano, evitando sobresaltos, pero como las hermanas querían seguir, pues adelante... Y alguna se quedó incluso con las ganas de subir a Peña Forcada... Sería que también querían participar en eso de desprender piedras para los que iban más abajo... Y ahí tenemos al Pastor de Ucieza, que anda como un rayo, pero sabiendo de sus limitaciones se adapta a los grupos de menos progresión ya que tiene vértigo y por eso no ascendió a La Forcada (Agradecido él dice que desde que viene con nosotros está venciendo esa molesta sensación.). Total que hoy era el día de las quejas donde, eso sí, con buen humor, decían sentirse engañados. “¡Cómo sería que Bardasco, en vez de venir con nosotros, subió por lo fácil!” decía Santi de quien aquí escribe. Sí, empecé el recorrido por el final, de Valdehuesa a Peñabueno y el Collado de Arintero. No fue ése el motivo de empezar al revés, Cuñao, sino por cuidar la lesión rodillera. Yo había estado medio comunicado con ellos por los walkies y sabía que se habían hecho dos grupos. A eso de las 15:30 me encontré con todos en el collado antes del Pico Gudín, que bajaban de la cuerda de la Forcada... Traían una cara derrendaga de fatiga y controlada rebeldía. Era un buen lugar de reunión, como si hubiera sido lo programado. Así es que comimos aquí, en esta pradera bucólica. Poco a poco fueron encajando sus rostros los más sufridos montañeros y también se dio buena cuenta de las botas de vino, que cada día proliferan más. Por si fuera poco Elena nos llevó Cuturrús, el licor ancestral de Las Médulas, aguardiente de orujo que Carmelo N, al que se le solapan los topónimos, lo rebautizó como “Cuturrulludo” en honor a monte Corcollorudo de Besande, y por ser bebida dulce que según él le ‘pega’ más. Era como si les hubiera entrado un “mal de altura” y parecía un concurso a ver quién la decía ´más gorda’. Y puestos de sobremesa, alguno de los que hacen montaña en sandalias aprovechó para pintase las uñas de los pies... Como había gente que venía muy ‘tocada’, los guías Paste y Javi decidieron con buen criterio no seguir al collado de Arintero y a Peñabueno como estaba previsto. Así que me tocó encarar la bajada por la canal derecha de la ladera Sur del Pico Gudín. ¡Cómo estarían algunos de desesperados para ponerse en mis manos! El descenso fue rápido, sorteando la maleza landera en busca de la pista que veíamos a lo lejos al otro lado del valle de Valdehuesa, pueblo al que llegamos a las 17:15 h. Unos fueron a buscar el autobús al museo y otros nos quedamos a eso de tomar un refrigerio en el “Corzo” o como se llame... De esos bares regentados por ese perfil de camareros que le pides una cosa y te dan otra, teniendo que aguantarte porque a los demás les hace gracia... Pero no a todos nos gusta este tipo de rollo de los que se permiten el lujo de hacerse los tontos, además de parecerlo, por estar en un pueblo... aunque son muy espabilados a hora de cobrar... Por esto proclamo con absoluta mala leche y el poder de la palabra que ¡Un refresco de naranja con hielo jamás será un refresco de limón sin hielo! En fin... que la indignación va por barrios, aunque esto no sea demasiado relevante... A lo que vamos, que salimos a la calle y empezó la entrevista, por lo que pido que sepan lectores que por aquí naveguen que estos chicos no son unos salidos ni borrachos. Nada de eso, que se cuidan mucho. Lo que ocurre es que son unos exagerados y a poco que caten el alcohol ya les parece una barbaridad: Por esto que Ángeles decía que hiciera constar que “Son unos pervertidos.. ¡Con el orujo y el vino no saben lo que dicen!”. Y por eso de que alguno decía que con el montón de botas de vino y petacas ya no sabía si bebía vino u orujo, por lo que una de las hermanas (Isabel o Carmen, Carmen o Isabel) decía: “Yo, gracias al vino y orujo que llevaban he podido salvar la situación... si no, muero en el intento”. El de Gozón estaba exuberante, resultándole “heavy day”... No paraba de cantar y animar al personal... en una mezcla de locura y alegría, contagiando a los demás, no sabemos si por ese ‘Mal de Altura’, por los efluvios alcohólicos o porque tenía que dedicarse a segar y esquilar la semana entrante. “Don’t worry. Be happy!” -cantaba- “Ha sido un rompepiernas pero lo hemos aguantado... Somos duros...” “Lo mismo robamos gallinas que sacos de arena que sacos de arroz... Vamos por la carretera, se nos pincha una rueda, se nos jode el motor... Damos un paso adelante, .... se jode el volante y se nos rompe el carburador” -seguía cantando con los demás haciendo de corifeo- Un de las hermanas Luis: “De ‘fácil’ nada. Yo llevo todo el año sin hacer nada y de repente me apunto a ésta porque pone ´fácil´. ¿Fácil?. ¡Una leche! Sube, baja,.. baja, sube...”. Y la otra: “Yo arriba no podía ni comer... Llegaba muerta.” Lo mismo le pasó a Asun, que se apunta a un bombardeo, y que también se sintió liada por eso de la dificultad. No pierde el humor y dice que cuando paró no podía ni comer. Elena, que ahora anda de 'emigrante': “Yo estoy muy cansada, pero como este año sólo puedo ir a las de verano, me da igual la ‘medio-dura’ que la ‘medio-blanda’... Me las voy a hacer todas. La ruta ha sido dura pero se podía hacer. Además Javi nos ha evitado los pasos más peligrosos.” Raúl, ese chico de sesenta y tantos, que ya es difícil que le acojone una salida, y que se encarga de rellenar y colocar los carteles por el pueblo, trabajo poco recompensado sobre todo en estas ocasiones, asumía su papel riéndose, sobre todo porque la actividad había acabado exitosamente: “Cuando hice los carteles, como la ruta era de 12 km. y un pico de 1700 m. digo ¡Bah, una mariconada! Pero ¡Joer con la mariconada... Menuda ruta! La próxima vez voy a poner ‘muy difícil’ y ‘peligrosa’, que era lo que tocaba hoy, y sobre todo ‘peligrosa’... La bajada de La Forcada, ¡Hay que ‘forcarse’, como dice Mari!... Por lo demás, la ruta espectacular, impresionante... una pasada de vistas.” Santi me decía: “Me la has ‘clavao’... Me tienes hasta los... Os voy a pedir daños y ‘manifiestos’...Siempre decís que son fáciles y resulta que ahora estoy que no sé ni dónde ‘hostias’ aparcar (sentarse)...” - “Claro, pero es Raúl, tu ‘cuñao’, que te engaña. ¿A mí que me cuentas?” -el narrador-. - “Pues este ‘cabrón’...” -replica- - “A mí me dicen ‘fácil’, pues ´fácil’... Yo soy el escribiente” -Dice Raúl- Mientras, una voz femenina desde el otro lado de la cera, mete baza gritando: “¿Fácil?... ¿Fácil?”
- Salimos de
Valdehuesa a las 17:45, hora y cuarto más tarde de lo previsto... así es
que ni unos pudieron ver el museo, como esperaban, ni otros bañarse en
el pantano, como anhelaban. Para más ‘inri’ el autobús tenía avería y
tardó en llegar a Guardo... No se podía poner el aire acondicionado
porque le quitaría potencia para subir las cuestas. Decía Paco, el
conductor: “¡Como para subir Piedrasluengas!”. Así es que vaya
viaje que dieron algunos con su “mal de altura”. |
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