Partimos de
Santibáñez de la Peña, a la altura de las Antiguas Escuelas y
cruzando la carretera nos dirigimos hacia un túnel, que nos adentra
en poco más de medio kilómetro por pista a las ruinas de lo que fue
el antiguo
Monasterio de San Román de
Entrepeñas (del siglo X), rodeado de pequeñas
cascadas y amplia flora. Podemos volver al cruce para seguir hacia
el refugio o continuar entre rocas por la falda de Peña Castillo
siguiendo el curso del arroyo hasta que éste se cruza con la pista (opción
más complicada, dependiendo de la maleza).
Aquí un cruce va a la derecha. Nosotros bajamos un poco,
en dirección en dirección NW hasta encontrarnos pronto los
Corralones, con el Refugio de San Román, fuente y zona de
merenderos.
Continuamos ascendiendo hacia la collada de las
Peñas de Santibáñez (1508 m) -Peña Mañana y Peña de
las Heras-, con bonitas panorámicas -Villaoliva en primer
término-.
Rodeamos por su NE la falda de la Peña de las Heras,
aprovechando las terrazas que forman el terreno de replantación y
que se convierten en caminos hasta llegar al Collado Canto Negro
(1521 m), donde ya apreciamos una fabulosa vista de Guardo
y Peña Corada.
Es entonces cuando empezamos a encarar, al Norte, la
ascensión al Fraile, que sin ser muy tendida, habrá que tomárselo
con tranquilidad, pasando por Peña Grande, donde volveremos
la vista atrás para tomar un respiro y ver el paisaje.
Una vez llegado al Collado del Fraile, que forman
sus dos cumbres, la vista se hace inmejorable. Todo el cordal de
Fuentes Carrionas, con el Espigüete y Curavacas imponiéndose; los
montes de Cistierna y de Riaño, y más allá una panorámica inmensa de
los Picos de Europa.
Subiremos un poco más, en dirección NE hacia la cumbre
del Fraile (2025 m), donde si tenemos buen tiempo
reposaremos lo necesario para disfrutar de las panorámicas.
La bajada la haremos en dirección NE por el cordal
hacia Peña Cueto (1952 m) -También llamado Piscurute
y Peña la Virgen-, al que podemos ascender si nos quedan fuerzas y
tiempo y buscar la cueva con manantial señalada con ‘pintadas’.
Al llegar a la collada entre el Fraile y Peña Cueto,
bajaremos ya en dirección SE por la vaguada, a veces en forma de
barranco por piedras, matorrales y escobas, mientras podemos
observar a los águilas, venados y algún animalillo de esos que
“reptan” y que te causan mucho respeto. El descenso se hace un poco
pesado y duro, así es que es mejor tomárselo con tranquilidad, hasta
llegar de nuevo al refugio, por su parte trasera, donde
descansaremos la piernas, tomaremos un nuevo tentempié, beberemos de
su rica fuente y tomaremos de nuevo la pista que nos lleva otra vez
a
Santibáñez
de la Peña. |