La ruta que presentamos recorre un
amplio itinerario de la Sierra del Brezo, que se recuesta contra las
primeras estribaciones de la Cordillera Cantábrica, y camina por
los enclaves más significativos de la Comarca de la Peña, en los
límites de la Montaña Palentina.
Iniciamos la marcha en el
Santuario de la Virgen del Brezo (1440 m) (Villafría
de la Peña), patrona de la comarca y cuya imagen veneran devotos
y foráneos el 21 de septiembre. Desde la explanada que existe
detrás del Santuario nos encaminamos hacia la fuente de la
Virgen donde abasteceremos nuestra cantimplora con agua fresca.
A través del vallejo que orienta un antiguo torrente caminamos
hasta enlazar con la pista que asciende, en ligera subida, hasta
la ermita y refugio de Cristo Sierra (1612 m). Este
bello y silencioso entorno supone una encrucijada de rutas
alternativas: hacia la izquierda al Pico del Fraile (1981 m) y
el circo postrero de Peña Mayor (1866 m); por la derecha nos
orienta hacia Valsurbio y Camporredondo, y siguiendo de frente
nos encamina hacia Valcobero y el
Embalse de Compuerto.
Nosotros seguimos la pista de la derecha,
durante 2,4 km. en suave subida entre pinos, hasta una collada
antes de el Pico de Doña María. (Aquí, si continuáramos al
SE, llegaríamos a las cimas Pico de Doña María, Rincada, El
Viejo y Cueto Palomo.
Pero nuestro destino es otro. Tomando la
buena pista de la izquierda, iniciamos un suave y prolongado
descenso de una hora, que a través de un inmenso pinar de
repoblación, y con una inigualable panorámica de las cumbres
emblemáticas de la Montaña Palentina, que nos acompañan durante
todo el recorrido, desembocaremos en el Valle de Miranda.
Este valle encierra, tras las últimas lluvias de septiembre, una
de las escenas más sorprendentes de estos parajes: la berrea del
venado, naturaleza en celo que retumba en estas singulares
praderías.
En rápido descenso, desde el cerro que divisa todo
el pantano de Camporredondo, y la pista que circunda éste
por su margen izquierda desde su comienzo en Triollo,
teniendo en frente a Peña Dorada (1480 m), con su
caseta forestal en la cumbre, descansaremos en un entorno
bucólico entre olvidadas majadas de ganado y cantarines arroyos
(Despoblado de Miranda).
Con las fuerzas
renovadas, continuamos dirección SE atravesando las amplias
praderas del valle de Miranda (1380 m) por una buena
pista que abandonamos al acabar el valle iniciando una suave
subida por el arroyo que lleva su mismo nombre para ganar
altura, hasta cruzar la que enlaza este valle con Rebanal de
las Llantas. Cruzamos la pista e iniciamos una progresiva
ascensión por una vallejo hasta el collado existente
entre los altos de Miranda y los Valles. Sin solución de
continuidad ascendemos hasta el Pico Rebanal (1745 m)
desde el cual, cresteando sin perder altura, divisamos una
impresionante panorámica del anfiteatro natural que antecede a
Peña Redonda y está surcado por el Barranco de los
Valles.
Bordeamos este farallón, unas veces por una estrecha
senda de pezuña y otras veces por la roca viva, superando el
Castro de Mediodía por su cara norte para acceder en fuerte
subida a la cima de Peña Redonda (1996 m), donde
tomaremos un merecido almuerzo a los pies de su cruz metálica,
disfrutando de una inolvidable panorámica de la Montaña
Palentina y de innumerables pueblecitos diseminados por la Peña,
la Valdavia y la Ojeda. (¿Cuántos puedes identificar?).
Descendemos por una cómoda bajada con hitos que
marcan la subida a la cumbre en la fiesta y eucaristía que se
celebra el primer domingo de agosto. Una vez en el collado
tenemos la agreste Sima de las Nieves, donde antaño subían a
cargar nieve los oriundos de Castrejón y Villanueva de la
Peña.
Seguimos la marcha por la pradera por la ladera del
Pico Burrián o Peña del Medio hasta llegar al Collado Salida
del Burrián para bajar cómodamente al SE y llegar a la
valleja que forma el pico anterior y los que tenemos a la
izquierda (Silla Pequeña y la Silla Grande, por los
que también podemos crestear para bajar a través del Hoyuelo).
Comenzamos a bajar por el valle al Sur
llegando al Barranco de Santa Eulalia, en un cruce de
tres vallejos. Seguimos bajando hasta llegar a la pista de
viejas canteras que seguimos para acceder a la planicie que en
poco tiempo nos acerca a Traspeña.
Aquí podemos admirar unas de las muestras del inicio del gótico
en la portada de su iglesia parroquial y en la Cruz de Término.
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