FUENTE DÉ-PEÑA
VIEJA-CANAL DEL VIDRIO-ESPINAMA
Nuestra
travesía a Peña Vieja, una de las cumbres más notables tanto del
macizo central como de todos los Picos de Europa, y probablemente la
más visitada. Hay que prestar especial atención para no perdernos a
la niebla, muy frecuente en estas latitudes, así como las repentinas
tormentas (a finales de agosto y principalmente, a partir de
octubre).
Peña Vieja ofrece una de las más espectaculares
panorámicas: El Macizo Central con sus Torres del Llambrión y de la
Palanca, al Oeste; y detrás de éstos, y a su derecha, en el Macizo
Occidental, Torre Santa de Castilla; hacia el Norte: Torre Cerredo,
Pico de los Cabrones; y a la derecha de Torre Perdida y Naranjo de
Bulnes; Al Este, los Puertos de Áliva y el Macizo Oriental con su
Pico Cortés en primer término. Finalmente, al Sur, a nuestra
espalda, Fuente Dé y la Vega del Naranco. La Cara Este, El Espolón
de los Franceses, es la más difícil y tiene el récord de accidentes
de escaladores.
POR EL
TELEFÉRICO:
Si seguimos la opción de no ascender por la Jenduda, subiremos
por el teleférico que en pocos minutos nos elevará 750 m. de
desnivel. Salimos de la estación superior (El Cable -1847 m-) y
cogemos la pista al NW. Llegamos a un cruce (Horcadina de
Covarrobles). De frente la pista baja a los Prados de Áliva.
Nosotros giramos a la izquierda y continuamos hacia la Vueltona.
POR LA
JENDUDA:
Partimos
del Circo de Fuente Dé (1044 m) por un camino señalizado a la
izquierda de la amplia pradería situada después del aparcamiento.
Tras un corto y suave ascenso el carril se bifurca: a la izquierda,
a los Tornos de Liordes; a la derecha, que tomaremos, a la Canal
de la Jenduda. Sube en pronunciados zigzags por el fondo del
circo hasta una brecha en la pared, que lo estrecha y encajona,
obligándonos a efectuar una pequeña trepada sin ninguna dificultad.
Pasadas las pedreras y las zonas de mayor pendiente, la canal nos
deposita en los Hoyos de Lloroza (1850 m), plataforma
natural a cuya derecha queda El Cable (1850 m.), término del
Teleférico.
Continuaremos por un cómodo sendero durante unos 15'
que, a la altura de los Pozos de Lloroza -a nuestra izquierda- y de
Peña Olvidada -derecha- (antecumbre de Peña Vieja), se une con la
pista que procedente del Cable lleva a la Vueltona.
Alcanzada la Vueltona, la senda se divide:
prosigue hacia las Minas de Altaiz por el sur, y al NW se transforma
en un camino pedrero que cogemos. La subida, primero suave, luego se
agudiza e interna zigzagueante entre bloques de caliza hasta
situarse bajo las paredes de la Aguja Bustamante. Aquí, un
nuevo desvío (2223 m) nos obliga a abandonar este camino -que
conduce a los Horcados Rojos- y tomar el ramal de la derecha.
El sendero sube sin dificultad sobre la base de la
llamativa aguja y pasa a un circo colgado entre ésta y otra más al
este, de parecidas características (Aguja Canalona), a cuya
derecha queda el Collado de Canalona (2444 m), punto al que
debemos llegar. Una vez en el collado, al NW quedan los Picos de
Santa Ana y al SE la solitaria cima de Peña Vieja. Siguiendo
un camino bien marcado, superamos en descansado zigzag la rampa
cimera hasta tocar cumbre (2619 m), donde por su lado SE sus paredes
caen sobre las praderas de Áliva en una vertical de más de 800
metros.
El descenso
lo haremos retornando la subida, para, bajando el trapecio que forma
la cumbre de Peña Vieja, tirarnos a la derecha siguiendo los hitos
que nos conducen a la Canal del Vidrio. Esta canal rodea
totalmente Peña Vieja, dejándola siempre a la derecha. La bajada,
aunque pronunciada, no representa dificultad alguna, con la única
excepción de su parte final, que se sumerge en una profunda grieta
rocosa que resulta fácilmente visible, tanto por lo marcado del
corte, como por la presencia de un cúmulo de piedras que forman el
hito de señalización. En este punto el camino aparece esculpido en
la pared, convirtiéndose más tarde en una sinuosa pedrera, no muy
larga, que desemboca en las Minas de Mánforas (1600 m).
Un sendero a las faldas de peña Vieja y a la derecha de
la pista que parte de las minas, nos dejará en el Hotel-Refugio
de Áliva, emplazado sobre la Llomba del Toro (1666 m). Lo
rodearemos hasta ver su entrada (sur) a fin de no confundirnos en la
encrucijada de pistas y tomar la correcta, aunque está bien
señalizado. En suave descenso, y dejando a la izquierda la Ermita de
la Virgen de la Salud, llegaremos al pago de Campomenor. Aquí
enlazamos con la pista principal que atraviesa las praderías de
Áliva. Sin desviarnos en ningún momento, continuaremos hacia el
sur, siguiendo el curso del Río Nevandi, hasta el estrangulamiento
calizo de las Portillas del Boquerón -con un paso canadiense
- que nos abre a los bucólicos Invernales de Igüerdi, y, de
paso, a una bella vista de los montes de la Liébana.
A partir de este punto nos internamos en el hayedo de la
Regollá por una pronunciada pista forestal, que tras 1,5 km.
nos deposita en Espinama, donde acaba nuestra ruta.
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