De Vidrieros
(1326 m) parten las rutas al Pico Curavacas (2524 m. -uno de los
puntos más altos de la Cordillera Cantábrica-), al Valle de Pineda y
al misterioso y legendario Pozo Curavacas.
Nosotros partimos en dirección SE por el Valle Pineda, bañado
por el Río Carrión. La pista, de buen firme en este tramo,
nos lleva en apenas 2 km. al Refugio de los Pescadores,
dejando atrás varias edificaciones. Pasamos a la izquierda de una
pasarela sobre el río Carrión, que no cogemos (km. 2,07) y
seguiremos en leve ascensión hasta el Puente Pucherín después
de casi 5 km. de la salida. Poco antes del puente, a la derecha,
bordeando la valla de una edificación dentro de un prado, tenemos el
pozo Pucherín, donde se suele ver gente dándose un baño en el
buen tiempo.
Pasaremos 300 m. más adelante el puente sobre el arroyo
Valdecerezo. A nuestra derecha sale un camino que va a
Santibáñez de Resoba, que no cogemos, sino que ascendemos otros 300
m. hasta donde el camino de Pineda vuelve a bajar al valle. Aquí
sale un cruce a la derecha, en el cuál nos tenemos que fijar bien,
puesto que es el que vamos a tomar para ascender 2 km. el Valle
Valdecerezo al Collado de las Doncellas por el camino de Vega
de Liébana.
La subida, aunque es más pronunciada que hasta ahora, se hace
cómodamente. Tras una hora y cuarenta minutos de andar desde
Vidrieros llegamos al Collado de las Doncellas (1514 m.). A nuestra
espalda queda el Hospital delante del Curavacas. 20º al norte salen
dos pistas, una por el alto del Tejo Bajero y la otra, rodeándole,
en busca de tenadas. Frente a nosotros tenemos el Valle Estrecho y
el cordal de Peña Redonda a Peña Cantoral y el del Almonga al Pico
de Burrián pasando por Peña Celada. Vemos el pantano de Ruesga, el
Parador de Fuentes Carrionas y tras de él, en el horizonte, la Peña
Mariserrana, sur de Cervera y de Vado, en las estribaciones de la
Cordillera Cantábrica.
Giramos a la izquierda, siguiendo el camino que traíamos, hacia el
Monte del Obispo y Laguna Cimera hasta encontrarnos en
unos 400 m. con las Tenadas de Resoba. Aquí hay varios robles
antiguos, árbol característico de esta zona, pero sobresale el
roble centenario que está dentro de la única construcción en
buen estado de las tenadas. (Catalogado por la Junta de Castilla y
León como uno de los diez árboles localizados en la provincia de
Palencia a proteger como especimen vegetal de singular relevancia,
que tiene más de 500 años y una altura de 15,5 m ).
Tras esta visita, volveremos al collado para coger al SW el
cortafuegos que nos lleva al Alto de Valdelamorga (1627 m),
uno de los lugares de la montaña palentina con mejores panorámicas.
De aquí bajamos por la pradera a coger la pista viene de Santibáñez
de Resoba al Puente Pucherín. Giramos en dirección Santibáñez, y
cuando la pista empieza a bajar, la dejamos y vamos a la derecha,
bordeando la loma Tira el Torno (1858 m), llegando a una tenada y
refugio, cruce de los muchos caminos que vienen de ese pueblo. Por
aquí hay cómoda subida a Peña Escrita.
Aquí, al norte la pista nos lleva al valle Pineda por la margen
izquierda del Carrión hasta Vidrieros. Al Sur va a Santibáñez.
Nosotros vamos al Oeste, por la pista lleva a Santa Lucía por el
Collado de Oñañejo (1678 m) pasando por un coqueto refugio y una
tenada.
Llegaremos cómodamente a la cima de Santa Lucía (1854 m), con
casetas de vigilancia de incendios y vértice geodésico. Tras
disfrutar de las fantásticas vistas que aquí se nos ofrecen, con el
colosal Curavacas (2524 m) al NW encima del valle de Pineda y los
cinco pantanos de Palencia,
comenzaremos el descenso de 5 km. por el NW, bordeando por su parte
izquierda el alto de la Loma Redonda y continuaremos en la misma
dirección, llaneando para pasar por un chozo y mosquil. Continuamos
de frente hasta encontrar una bajada de 700 m. por la pradera,
limpia entre escobales, para enlazar con la pista que estamos viendo
al norte y que luego girará a la izquierda para llevarnos
directamente por Los Sobraos hasta el puente sobre el Carrión, que
nos mete en el pueblo. |